El enfermero perfusionista de la Unidad de Gestión Clínica (UGCI) de Corazón y Patología Vascular del Hospital Regional de Málaga, Juan Carlos Santos, ha descrito las diferentes técnicas que el perfusionista tiene que llevar a cabo cuando se utiliza un fármaco anticoagulante, diferente a la heparina, durante el procedimiento de circulación extracorpórea en cirugía cardiovascular.
Este protocolo forma parte de un trabajo de revisión de publicaciones nacionales e internacionales, realizado por Santos y otros profesionales, para determinar si un fármaco alternativo – denominado bivalirudina – es la mejor opción para utilizar en pacientes a los que no se puede administrar heparina durante la circulación extracorpórea. Este trabajo ha sido premiado en el último congreso de la Asociación Española de Perfusionistas, celebrado en Madrid.
La heparina es el fármaco anticoagulante estándar que se utiliza durante el procedimiento de circulación extracorpórea en intervenciones de cirugía cardiovascular. Sin embargo, hay determinados pacientes (alrededor del 0,5%) en los que este fármaco no se puede utilizar, bien porque el paciente presenta una alergia a la heparina; porque padezca una trombocitopenia inducida por la heparina; o tenga alergia al antídoto de la heparina, llamado protamina, fármaco que es necesario utilizar para revertir la acción de la heparina y devolver a la sangre su efecto coagulante.
Es en estos casos, cuando hay que utilizar un fármaco alternativo para poder realizar la intervención quirúrgica con todas las garantías de seguridad. De esta forma los profesionales estudiaron los efectos en la utilización y las características de varios fármacos que se están utilizando como alternativa, y confirmaron a la bivalirudina como la mejor opción a la heparina.
La segunda parte del trabajo fue diseñar un protocolo de actuación que incluye cambios en el procedimiento, en concreto en las técnicas que debe utilizar el perfusionista durante la circulación extracorpórea cuando se utiliza el fármaco alternativo a la heparina.
Así, estos cambios incluyen, además del protocolo propio del fármaco, la elección de circuitos no heparinizados; el uso adaptado de ultrafiltración modificada y recuperador de sangre; así como la monitorización de la anticoagulación, tipo de protección miocárdica y mantenimiento en continuo movimiento de la sangre en todo circuito de la bomba extracorpórea. Esta medicación alternativa no tiene un antídoto para revertir su acción anticoagulante, ya que presenta una semivida muy corta – unos 25 minutos – y desaparece del torrente sanguíneo en muy poco tiempo.
En palabras de Juan Carlos Santos, «tenemos el compromiso de la Asociación Española de Perfusionistas de publicar el protocolo en el próximo número de la revista, de esta forma todos los profesionales podrán tener acceso al mismo. Han sido unos meses de mucho estudio y trabajo, pero todo lo que redunde en la seguridad del paciente y en las mejoras de la práctica asistencial de enfermería, merece todo nuestro esfuerzo».
Fuente: SAS