Enfermeras del Hospital Regional Universitario de Málaga han comenzado a pilotar una estrategia de seguridad del paciente con el objetivo de evitar errores en la preparación y administración de medicamentos. En concreto, se trata de unos chalecos que las profesionales se pondrán cuando estén facilitando cuidados relacionados con la administración de tratamiento farmacológico, lo que permitirá que sean identificadas para reducir las interrupciones durante esta actividad.
Este pilotaje parte de las enfermeras y enfermeros de de la Unidad Asistencial de Neurociencias, que engloba diversos servicios con pacientes complejos tales como ictus, cirugías cerebrales o epilepsias, entre otras patologías de origen neurológico o cerebral. A través de esta medida, con la que se informará a pacientes y profesionales mediante cartelería y charlas explicativas, se pretende establecer una estrategia de seguridad del paciente para disminuir las interrupciones de los profesionales de enfermería y, en consecuencia, reducir los posibles errores que puedan producirse por ello.
La coordinadora de cuidados de Neurología, Luisa Vergara, ha señalado que las interrupciones mientras se preparan fármacos aumentan un 13% del riesgo de error de medicación: «son un factor perturbador de la enfermera, a la que genera estrés en la dinámica del proceso enfermero y por otro a ser el principal punto crítico a la hora de la comisión de errores». Según agrega, la enfermera está expuesta «a un proceso constante de interrupción que produce una sobrecarga cognitiva en su actuación profesional lo que facilita que se produzcan errores«.
En este sentido, la coordinadora de Cuidados de Neurocirugía, María José García, ha señalado que los incidentes de errores en la preparación o administración de medicación «suelen estar relacionados con la práctica profesional, con los procedimientos o con los sistemas, incluyendo fallos en la prescripción, en la comunicación, en el etiquetado o envasado, además de en la denominación, la preparación, la dispensación, la distribución, la administración, e, incluso, en el seguimiento de la misma». De este modo, García, la también precursora de esta iniciativa, reconoce que en la práctica diaria algunas de esas interrupciones pueden ser, desde la alarma de una bomba de nutrición, hasta un familiar que pregunta por la salud de un paciente, pasando por el teléfono o la atención a un compañero que pueda presentar alguna duda. «Con esta sencilla decisión se puede aumentar la seguridad del paciente durante todo su ingreso», añade María José García.
La Unidad de Neurociencias del Hospital Regional de Málaga atiende cada año a 3.200 pacientes, que pasan una media de ingreso de 8,4 días. Ante esta cifra, las enfermeras de dicha unidad asistencial ha querido exportar esta medida, implantada en otros centros andaluces, con el objetivo de aumentar la seguridad del paciente. La dirección de enfermería del Hospital Regional de Málaga prevé implantarla en el resto de las unidades de hospitalización y hospitales de Día del centro una vez esta primera experiencia piloto dé sus frutos y sea conocida en todo el centro.