Designación de Enfermera/o Referente siendo Eventual y no fallecer en el intento ¿Cómo afrontamos la resistencia al cambio de nuestros pacientes?
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La personalización de los cuidados es una de las expectativas que aparecen con mayor frecuencia en los estudios de satisfacción que se realizan en la población atendida en los sistemas sanitarios actuales. Esta personalización debe entenderse como la necesidad de disponer de una enfermera de referencia durante todo el proceso asistencial, con quién pueda establecer un vínculo que permita una relación terapéutica y favorezca la continuidad de cuidados intra e interniveles.
Sin embargo, desde mi posición como eventual, son numerosas las ocasiones en las que me he encontrado durante mi trayectoria profesional con situaciones en las que a lo largo del tiempo varios profesionales de carácter eventual han ocupado el mismo puesto vacante, generando de manera involuntaria e inconsciente una dis-continuidad en el cuidado y atención de la población de referencia. Entre los problemas que surgen a partir de estas situaciones se podrían nombrar la deshumanización del cuidado o incluso, la disminución de la calidad, entre otros.
Actualmente me encuentro trabajando en una unidad de salud mental comunitaria, y, a pie de consulta, me encuentro con pacientes que muestran desconfianza (y con toda la razón) ante el nuevo enfermero, lo que supone un lastre para el establecimiento de la relación de ayuda. ¿Cómo pensáis que deberían orientar sus cuidados todos aquellos que nos encontramos ante este tipo de situaciones? ¿Es mejor comenzar de cero? O por el contrario, ¿iniciar nuevas tareas o propósitos que ayuden a ganar la confianza y por ende, ayuden al establecimiento de la relación de ayuda?
4 Respuestas
Hola Carlos,
Recojo el guante lanzado por el coordinador del PICUIDA para responderte desde mi humilde opinión... además de hacerlo sólo desde la perspectiva de la personalización, que es lo que más he trabajado. Si bien, tu pregunta tiene mucho del trabajo que realizan las enfermeras de salud mental, área en la que me siento como pez fuera del agua.
Como bien dices, la personalización de la atención requiere de una coordinación conjunta de todos los ámbitos de la gestión, incluida la de recursos humanos. En este sentido y para Salud Mental, el Servicio Andaluz de Salud contemplaba en su contrato programa la orientación hacia dicha personalización "sin que la organización se convierta en obstáculo" (1). Por otro lado, la personalización del cuidado en el ámbito de salud mental comunitario presenta sus particularidades, siendo el monitor/tutor una figura diferencial que facilita ese vinculo estable no sólo con la enfermera sino con todo el equipo. A este respecto, Evelyn huizing, primera autora del artículo citado podrá aportarte mayor información.
No obstante, dada las circunstancias contractuales existentes, creo que una visión experta de una enfermera de salud mental te será de más ayuda para cuidar a tus pacientes en pro de su mejor adaptación a los cambios.
Saludos y espero haber sido de ayuda... que lo dudo, Sergio
- Huizing E, López Alonso SR, Lacida Baro M, Pérez Hernández RM. Estrategias de mejora de los cuidados enfermeros en salud mental en Andalucía. Presencia 2005 ene-jun; 1(1). Disponible en <http://www.index-f.com/presencia/n1/13articulo.php> [ISSN:1885-0219]
Hola Sergio. Agradezco enormemente tu aportación y comentario. Como bien señalas, en el propio contrato programa del SAS se contempla dicha orientación hacia la personalización de los cuidados. Sin embargo, tengo que puntualizar varios aspectos:
1.- Aunque bien es cierto que en la actualidad me encuentro trabajando en el área de salud mental, y siendo especialista en la misma vía EIR, tengo que referir que es de manera eventual, y que por lo tanto, en próximos meses el destino me puede llevar a otro servicio/centro/unidad en la que nuevamente me tenga que adaptar a una nueva cartera de servicios y más importante aún, a un cupo distinto de pacientes. Con esto quiero decir, que el motivo principal de haber expuesto y compartido esta pregunta e inquietud con todos aquellos #picuiders que hayan pasado o estén pasando por una situación similar, no era otro que el de poder exponer mecanismos, técnicas o herramientas para afrontar, en definitiva, dicha dificultad a la hora del establecimiento de cualquier relación terapéutica (ya sea en salud mental o no) en situaciones de eventualidad laboral.
2.- Como ya he señalado donde me ubico en la actualidad, comparto una herramienta que he usado estos días, y que me ha sido bastante fructífera. Está enmarcada dentro del Programa de Atención Domiciliaria. Al ser el primer contacto con el paciente, este se mostraba algo reticente al no conocerme previamente (algo lógico, pues al fin al cabo, supone dejar entrar en tu espacio privado, tu casa, a alguien que no has visto nunca). Se me ocurrió invitar al paciente a dar un paseo por la calle y realizar durante el mismo una pequeña valoración y sobre todo, acercamiento (trabajar sobre todo el enganche), posponiendo la valoración del entorno (hogar y familiar para una próxima visita). ¿Qué os parece este tipo de intervención? ¿Alguien alguna vez ha llevado a cabo entrevistas en la calle (y que no contemple la situación de “sin hogar”?
3.- Aprovecho también tu comentario para suscribir un aspecto que nombras, y que me gustaría aclarar para evitar así posibles malentendidos y por supuesto, desmitificar algunos aspectos de la salud mental, y es sobre la figura del monitor/tutor del paciente. Como bien señalas, dicha figura facilita ese vínculo estable no sólo con la enfermera sino con todo el equipo; Sin embargo, no todos los pacientes, y podría decirte que tan sólo una minoría, precisan de dicha intervención. La tutela es consecuencia de un proceso de incapacitación, en la que se establece, y se constituye como un deber que se ejerce en beneficio del tutelado, siempre bajo la supervisión de la autoridad judicial. El tutor es el representante del incapacitado, salvo para aquellos actos que pueda realizar por sí solo, ya sea por disposición expresa de la Ley o de la sentencia de incapacitación. Bueno, no quiero enrollarme mucho, sino simplemente exponer la realidad: trabajamos con personas autónomas e independientes, las cuales, pueden presentar necesidades específicas en algún momento determinado, y no por ello estar relacionado con la incapacitación.
Hola Carlos,
me parece muy interesante tu reflexión y tus preguntas sobre este tema, que además, no son sólo útiles para contratos eventuales sino para cualquier profesional que se incorpore a un nuevo punto de atención por decisión propia o ajena.
Existe tal variedad de posibles situaciones que es difícil hallar una receta mágica que las solvente. En procesos crónicos en los que se establecen relaciones terapéuticas continuadas entre la enfermera y el paciente, es más difícil romper la reserva inicial del paciente ante el cambio de profesional, creo que una buena opción es preguntar al paciente lo positivo y las áreas de mejora de la atención recibida hasta ese momento, en concreto su percepción y a partir de este punto, marcar objetivos comunes. No podemos olvidar que lo importante de la personalización es asumir que el pacientes debe tomar las decisiones de su cuidado. En tu caso lo has solventado muy bien, creo que muchos compañeros estarán agradecidos por compartir tu estrategia, has sabido respetar el recelo del paciente y no por ello dejar de prestarle tu atención. Perfecto!!!!!
Hola Charo:
Me alegra tu participación, y sobre todo, agradezco tus aportaciones;
Como señalas, son múltiples y variadas las situaciones en las que nos podemos encontrar con este tipo de situaciones, por lo que una única solución sería algo irracional. Si nos enmarcamos en el área de la cronicidad, como bien dices, suelen establecerse relaciones de gran peso y continuidad, y las rupturas de las mismas suponen una gran pérdida para los pacientes, pues a la par que crece y se desarrolla la relación enferma-paciente, también lo hace la confianza. Y desde mi punto de vista, la enfermer@ gana confianza al proveer cuidado consistente, respetuoso y enfocado en el paciente. El partir de la percepción y vivencias del propio paciente al iniciar una relación es crucial, pues al fin y al cabo, nuestra intervenciones no tendrían cabida si no es partiendo de las propias decisiones de nuestros pacientes además, siendo algo intrínseco, de trabajar la promoción de medidas de empoderamiento de los mismos.
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